miércoles, 8 de octubre de 2014

El elefante encadenado

Cuando yo era niño, me encantaba ir al circo. Cada vez que una compañía pasaba por nuestra pequeña ciudad, mis abuelos me llevaban a ver la función. Como a tantos otros niños, lo que más me entusiasmaba era el despliegue de domadores y animales: leones, panteras, tigres... El elefante me llama la atención especialmente. Durante el espectáculo, la enorme bestia hacía despliegue de su fuerza descomunal, y a pesar de su enorme peso y tamaño, ¡se mantenía erguido sobre un pequeño taburete! Pero después de la actuación y hasta un rato antes de volver al escenario, el elefante se quedaba fuera de la carpa sujeto únicamente por una gruesa cadena que aprisionaba una de sus patas a una pequeña estaca de madera clavada en el suelo. ¿Cómo un animal capaz de arrancar de cuajo un árbol con su propia fuerza no huía, estando sólo sujeto por un trocito de madera enterrado unos centímetros en la tierra blanda? Alguien me había dicho que no se escapaba porque estaba amaestrado, pero yo me decía a mí mismo: "Si está amaestrado, ¿por qué lo encadenan?"

Cierto día, acabábamos de salir de la función y pregunté a mi abuelo acerca del misterio del elefante. Me respondió:
- El elefante de circo no se escapa porque desde muy pequeño ha estado atado a una estaca como esta. Probablemente, cuando apenas era un elefantito recién nacido, dedicó tiempo y esfuerzo a empujar y tirar, tratando de soltarse. Pero como no tenía tanta fuerza como ahora, todo su esfuerzo no fue suficiente. Pero un día, terrible para su historia, aceptó su impotencia y se resignó a su destino. El pobre elefante, enorme y poderos, que acabamos de ver en el circo, no se escapa porque cree que no puede, y jamás volvió a intentar poner a prueba su fuerza otra vez...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

buena reflexion

Anónimo dijo...

Muy buena reflexión, realmente tendremos que enfrentar nuestros miedos y ser felices! :-)